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Sobre mí

Después de dedicar la mayor parte de mi vida profesional al periodismo, gracias al cual viajé por cuatro continentes, circunstancias personales me llevaron al psicoanálisis. Así conocí esta práctica, sanadora en su versión terapéutica y útil para explorar en los rincones menos conocidos de nuestra propia personalidad. Tras un análisis individual y grupal y una formación continua de más de 20 años, ahora pongo todo ese saber para ayudarte.

En paralelo, desde 2010 comencé a practicar yoga integral, con incursiones en prácticas como el yuki y el katsugen undo, además de meditación zen, con los maestros Enric Boada y Paco Lacueva. Estas prácticas, que siguen formando parte de mi día a día, son un complemento ideal para la terapia psicoanalítica, ya que incluyen la dimensión corporal, de vital importancia para el bienestar psicoafectivo.

Mis últimos proyectos

Cómo trabajaremos

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CON LAS PALABRAS

La terapia psicoanalítica consiste en liberar todo aquello que no podemos decir en voz alta en presencia de otros. Desde muy pequeñas, las personas aprenden a reprimir lo que piensan y sienten; la educación se encarga de ello, y las propias inhibiciones se encargan de hacer el resto. Así, poder decir todo en presencia de alguien que escucha sin juzgar es el primer paso para comenzar a liberar pensamientos y emociones prisioneros desde hace tanto tiempo.

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CON EL CUERPO

Las prácticas como la meditación zen, el yoga, el yuki o el katsugen undo —entre otras— resultan muy eficaces como complemento a la cura por la palabra. Si bien somos sobre todo seres hablantes, no debemos por ello olvidar que el cuerpo es el depositario de gran parte de los malestares que padecemos. Liberar las palabras es un primer paso para vivir mejor, un paso al que deben seguir algunas prácticas que impliquen el cuerpo, necesitado también de relajación y alivio.

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